lunes, 17 de diciembre de 2012

HUMO

Hay imágenes que desaparecen del conjunto de lo habitual y que son, para bien o para mal, relegadas al olvido. El humo del cigarro estaba predestinado al ostracismo de una sociedad que finge ser cada vez más aséptica. Y en ese polémica profilaxis el fumador se convierte en un elemento del pasado. Es arqueología gráfica en una época en que se dictan las libertades de un modo un tanto sesgado y oportunista. El fumador posee todas las contradicciones de los vicios clásicos. Se desvanece como su propio humo. Ocupa desenfocados planos, reinventa la perspectiva de un pasado no muy lejano en que era usual para comenzar a ser plástica y retóricamente perfecto.

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