viernes, 2 de mayo de 2014

Lentes

   El uso de diferentes tipos de óptica a la hora de hacer retrato condicionará el carácter que se le de a la imagen (o viceversa). Siempre hay que tener un 50 mm porque se supone que es lo más parecido al ojo humano enfocando y que las proporciones para el cerebro son más asimilables y tienen su referente con la realidad. Pero el retrato como disciplina artística tiene tantas variables como emociones provoque al que lo gesta. Podremos cumplir con la ley de la mirada, con la del movimiento, con la de los tercios, ... Con la que queramos, que un buen día llega una necesidad de esas de premura total y disparas como lanzando un cazamariposas porque la más bella o la más inquietante está ahí para ti y no se te puede escapa. 


   Cuando se trata de posados la decisión es más difícil aún. ¿Le hacemos un gran angular deformador a un modelo serio? ¿Priorizamos el entorno con ópticas mayores? ¿Diafragma muy abierto? ¿Sacrificamos la expresividad de diafragmas de número bajo porque tenemos problemas con el enfoque? La decisión es nuestra. ¿Perogrullada? No. Es inevitable hacer cosas que ya se han hecho. Es un modo de aprender los secretos de la fotografía. Pero hemos de tener en cuenta que seguimos utilizando la ortodoxia compositiva dictada en el mundo clásico. Es decir, queda poco por descubrir en ese sentido. Pero tampoco se trata de repetir tendencias puestas de moda por la demanda de los media. Me viene a la memoria algo que estuvo ocurriendo entre los aficionados hasta hace muy poco. Se podían contar por cientos los retratos oblicuos. Hoy en día, afortunadamente, se ha pasado un poco esa fiebre. No quiere esto decir que no haya que hacer retratos oblicuos. Dan una gran dinámica al retrato y, en casos puntuales, le dan expresividad. Pero que nadie dicte cómo hay que hacer las cosas. Mientras se hagan bien (sin que nos escuezan los ojos), cada cual decide qué quiere decir o, mejor dicho, qué quiere que digan sus retratos. Cualquier expresión plástica ha de satisfacer al que la realiza, primero. Lo demás es mucho más complejo.