Benjamin Narvey cerró el pasado domingo la serie de conciertos programados dentro de las actividades del VIII Encuentro de la Sociedad de la Vihuela, celebrado en el marco del Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza. El laudista canadiense regaló al público presente un cuidadísimo programa basado en obras de Sylvius Leopold Weiss.
En la imagen seleccionada de este concierto Narvey afina entre piezas su fantástico laúd barroco. Porque la afinación no es sólo algo de principios o de finales. Es algo que se debe hacer a su debido tiempo. El instrumento pide en su voz cambiada ser salvado de ese desequilibrio sonoro. Los ruidos y las desafinaciones han de ser cuidadas. Estropean los instrumentos, vulneran al oído y desequilibran las pretensiones que le otorgan razón de ser. Un instrumento desafinado vacila entre notas. Duda de su propia esencia y de su carácter. Un instrumento desafinado pierde su personalidad, su dignidad, sea cual sea el motivo que lo desafinó.
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