Al término de la sesión, editando por primera vez el resultado de tantos disparos, me dice que le enseñe algunas de las imágenes tomadas. Las últimas han sido las de la guitarra flamenca. Me encanta el remate de la pala del clavijero. "¿Y las de la clásica?" me pregunta nerviosa. "Al principio", contesto. No le convence la respuesta. Los guitarreros coinciden en que no hay más que una guitarra a la hora de distinguir entre clásica y flamenca: la española. Pero para esta guitarrista los proyectos en marcha y el camino andado son un amplio crisol de vivencias que ambos instrumentos le han dado a lo largo de los muchos años que lleva dedicados a este instrumento. Creo que ella sabe a cual de las dos prefiere. Pero ese es un secreto que me niego a desvelar. Lo cierto es que ambas le han dado satisfacciones, a pesar de las horas de trabajo que le han robado y que le siguen robando. Es una dedicación satisfactoria: adora lo que hace, adora a la guitarra. Y ese es el único origen de las cosas bien hechas. Moreno Torroba, Pujol o Tárrega suenan como deben hacerlo a través de los dedos de Paula Marchena Caparrós. Y la soleá, la seguiriya o las tarantas son desgarro y duende cuando el corazón de esta nazarena da pulso al flamenco.
domingo, 31 de marzo de 2013
domingo, 10 de marzo de 2013
Irrealidad Monocromática
El blanco y negro siempre ha
atraído al público por la carga de irrealidad que lleva consigo. Al margen de
las modernas técnicas digitales de la actualidad, el blanco y negro nos
transforma la realidad de un modo más efectivo. Una fotografía tratada en color
se delata por si misma en la mayoría de las ocasiones. Sin embargo las escalas
de grises o el monocromo esconden detrás de su autenticidad la voluntad
interpretativa del que observa. El espectador es el que reinterpreta a demanda
la realidad que el autor no declara. Una fotografía, como cualquier expresión
artística, es un momento de abstracción de su creador. Pero también puede ser
lo que los ojos que la observan quieran que sea. La acción creativa cumple así
con uno de sus más difíciles objetivos: estimular la capacidad humana de la
abstracción.
Aquí os dejo un retrato tomado en
una playa al atardecer delante de una palmera. (¿?)
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