jueves, 14 de agosto de 2014

XXXVI Festival Internacional de Música Antigua de Daroca

Andrea Gelain
Este año la participación ha sido muy inferior a la de ediciones anteriores. La crisis, el cansancio, la falta de ilusión, factores políticos,... Cada cual aporta su propio argumento. Lo que sí es cierto es que las calles de la localidad zaragozana de Daroca no se han visto tan ajetreadas como suele ser la tónica general. Las primeras noches, momento de búsqueda de desconexión, todo hacía presagiar que iba a ser una de las semanas más descafeinadas de cuantas se recuerdan. Pero la música es una de esas profesiones que no tienen horarios porque se nutren de la ilusión, de las sensaciones que recorren el cuerpo de pies a cabeza. El arte, en este país, ha sido castigado desde siempre. Los años nos hacen adorar a figuras o movimientos que fueron duramente maltratados en su tiempo. Ya no hay mecenas y el sistema educativo y cultural español es de escaparate (un escaparate de saldos, a veces). Por eso, a menudo, me pregunto qué hacen estos chicos y chicas de la música antigua con sus vidas. ¿A qué les lleva tanto sacrificio? Y dejo de ser crítico en el momento en que alguien me manda una imagen en la que aparezco yo en una sala enorme a las tantas de la noche con una cámara enorme entre mis manos (objetivo barítono-bajo). Es mi periodo vacacional y me recorro cientos de kilómetros en un coche con cientos de miles de ellos a pasar sueño y a trabajar por unos beneficios que nunca se ajustarán a la cantidad de trabajo realizado. Pero sólo tengo que regresar a esa sala para recordar que allí se respiraban muchas cosas: nervios, alegría, cansancio, ilusión, camaradería y el aroma de algunas camisetas de Juan Cruz con varios días de uso. 


Orquesta del XXXVI FIMAD
Los cursos y festivales musicales de verano van cerrando sus puertas. Pero, paradójicamente, otros se aventuran a tomar el relevo de aquellos intentando encontrar la fórmula que no les haga caer en los posibles errores que hicieron desaparecer a los decanos. Este año se ha apostado por la orquesta y el trabajo grupal. Esto no es una novedad si pensamos que de Daroca han surgido infinidad de grupos y de artistas que recuerdan que le deben mucho al festival aragonés. Pero en esta ocasión la idea ha surgido de la organización y de los deseos de unos pocos enajenados por lo monteverdiano. Aunque el mérito es de todos. Porque sin la implicación de los músicos, de los profesores y de todos los que han hecho posible que nadie tirara la toalla a pesar del agotador trabajo, no habría habido Orfeos, ni Poppeas, ni Ulisses, ni Vísperas, ni Castellos,...


Miguel Hernández y Violeta Mur
Luis Antonio González ha conseguido en una semana lo que nadie pensaba que se pudiera conseguir. Muchos de los músicos están recién llegados a esto de la música antigua y a todos los inconvenientes que para alguien que viene del mundo más academicista conlleva. José Duce ha demostrado poseer el don de la ubicuidad al estar en las clases de coro, dirección coral y subirse directamente, tras haber acabado con lo primero, al colegio a ver si conseguía resolver el desaguisado de los primeros días. El resultado final es el comienzo de una nueva filosofía en los cursos de verano. No es algo nuevo. Pero Daroca se ha subido a ese tren. A la gente le aburre ir a un curso para hacer cosas parecidas a las que viene haciendo el resto del año. 


Ensayo de la Orquesta y Coro del XXXVI FIMAD
Terminada la edición de mis fotografías me olvido del cansancio, del sueño, del dolor de espalda de cargar todo el día con la mochila, de las cuestas de las calles darocenses,... Paco Rubio dirige en mi cabeza la Sonata supra Santa Maria y al entrar las sopranos se me pone el vello de los brazos de punta. En ese momento mis fotografías empiezan a cantar, suenan sus violines, resuenan cornetas y sacabuches, vibran las tiorbas y los cellos, los plectros de los claves pulsan mil veces sus cuerdas y los órganos inspiran todo el aire del mundo,... Todo es música en mis fotos. Estoy orgulloso de que mis fotos sean música.           

Concierto final



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